Centro Comercial y Museo RC
Filosofia arquitectónica
En el corazón de San Luis, Petén, emerge un espacio donde la historia y la modernidad se abrazan con pasión. El proyecto arquitectónico fusiona la historia antigua y la modernidad en un espacio único: una vibrante plaza comercial, un cautivador museo Maya y un pequeño hotel como refugio de los buscadores de aventuras. Inspirado por la rica herencia de la civilización Maya y la energía de la comunidad contemporánea, este diseño busca crear un punto de encuentro donde el pasado y el presente dialoguen en armonía. San Luis, Petén es es un tesoro de la historia Maya, el cual inspira al diseño que respeta y celebra esa herencia. El proyecto no solo revitaliza el área, creando empleos y oportunidades, sino que también se convierte en un faro de inspiración para la comunidad local y los visitantes. "Danzando entre Épocas" es más que una plaza y un museo; es un testimonio vivo de cómo la arquitectura puede unir generaciones y culturas, honrando el pasado mientras construye un futuro vibrante y próspero. Este proyecto no es solo un edificio; es una declaración de que los sueños son los cimientos sobre los cuales construimos nuestras realidades. Aquí, en esta tierra donde los Mayas dejaron su huella, hemos tejido un nuevo capítulo, una sinfonía de posibilidades.
Conceptualización y criterios del proyecto.
La plaza comercial, como tres capítulos entrelazados de un cuento encantado, se erige en tres niveles con una extensión total de 648.50m², pintando su huella en el paisaje con una estructura que ocupa 220m². Un tributo al arte de la imaginación, este proyecto despierta la emoción en cada rincón y detalle. La plaza de ingreso, como guardiana silenciosa, recibe a aquellos que buscan experiencias memorables. Cuatro locales comerciales se convierten en escenarios de sueños emprendedores, mientras que tres oficinas despiertan la chispa de la innovación. La esencia del encuentro se perfuma en el aire con el aroma de una única cafetería, un oasis de conversaciones y amistades. Pero es en el museo de artesanías mayas donde las manos del tiempo bailan, llevándonos a través de las eras. Un tesoro de historias hiladas en cada hilo y detalle. Y allí, coronando este sueño tejido con piedra y pasión, un pequeño hotel de cinco habitaciones se convierte en el refugio de los buscadores de aventuras, donde los sueños descansan y se reavivan. La terraza exterior, como el eco de los corazones que laten en este lugar, ofrece vistas que acarician el alma y recordatorios de que la belleza es tanto un regalo como una inspiración. Este espacio es más que piedras y cemento: es un lienzo donde el pasado y el futuro convergen en un abrazo eterno.